domingo, 15 de junio de 2008

"Ícaro, yo también quiero unas alas"

Buenos mediodías: Ayer fuí a ver un espectáculo por el 708 Aniversario de la Villa de Bilbao, trataba de cuando el hombre llegó a la Luna y lo que ello supuso para todos los que vivieron aquel momento. En el espectáculo se nombraba a Ícaro, y como ya no recordaba bien quién era ni cuál era su historia me he dedicado a buscarlo y me ha encantado. Bueno, tratándose de algo que tenga que ver con "Alas"... jeje. Yo también quiero unas para poder escapar lejos...

En la mitólogía griega Ícaro es hijo del arquitecto Dédalo, constructor del laberinto de Creta, y de una esclava. Fue encarcelado junto a él en una torre de Creta por el rey de la isla, Minos.

Dédalo consiguió escapar de su prisión, pero no podía abandonar la isla por mar, ya que el rey mantenía una estrecha vigilancia sobre todos los veleros, y no permitía que ninguno navegase sin ser cuidadosamente registrado. Dado que Minos controlaba la tierra y el mar, Dédalo se puso a trabajar para fabricar alas para él y su joven hijo Ícaro. Enlazó plumas entre sí empezando por las más pequeñas y añadiendo otras cada vez más largas, para formar así una superficie mayor. Aseguró las más grandes con hilo y las más pequeñas con cera, y le dio al conjunto la suave curvatura de las alas de un pájaro. Ícaro, su hijo, observaba a su padre y a veces corría a recoger del suelo las plumas que el viento se había llevado, y tomando cera la trabajaba con su dedos, entorpeciendo con sus juegos la labor de su padre.

Cuando al fin terminó el trabajo, Dédalo batió sus alas y se halló subiendo y suspendido en el aire. Equipó entonces a su hijo de la misma manera, y le enseñó cómo volar. Cuando ambos estuvieron preparados para volar, Dédalo advirtió a Ícaro que no volase demasiado alto porque el calor del sol derretiría la cera, ni demasiado bajo porque la espuma del mar mojaría las alas y no podría volar. Entonces padre e hijo echaron a volar.

Pasaron Samos, Delos y Lebintos, y entonces el muchacho comenzó a ascender como si quisiese llegar al paraíso. El ardiente sol ablandó la cera que mantenía unidas las plumas y éstas se despegaron. Ícaro agitó sus brazos, pero no quedaban suficientes plumas para sostenerlo en el aire y cayó al mar. Su padre lloró y lamentando amargamente sus artes, llamó a la tierra cercana al lugar del mar en el que Ícaro había caído Icaria en su memoria. Dédalo llegó sano y salvo a Sicilia bajo el cuidado del rey Cócalo, donde construyó un templo a Apolo en el que colgó sus alas como ofrenda al dios.

El mito de Ícaro aborda temas como las relaciones padre-hijo y el deseo del hombre de ir siempre más lejos, aún a riesgo de tener que encontrarse cara a cara con su condición de simple ser humano.

2 comentarios:

alguien dijo...

Bienvenida a estas tierra de blogger, jaja. Gracias por el comentario

Pues sí, el mito de Ícaro es especialmente bonito. A mí es que me encanta, qué quieres que te diga... la simple imagen del chico cayendo por su propia negligencia, por su propia irresponsabilidad. Y me imagino el careto del padre...wow

besos! :)

AnuskA dijo...

Ya veo que te andas haciendo tu pequeño mundillo por aquí ;)

Luego cuando estés en el msn avísame que tengo que pedirte una cosilla.

P.D. Te has olvidado de "El alquimista" en tus libros favoritos, se va a enfadar ctg xD